EL drama de las inundaciones en Esteban Echeverria

En Esteban Echeverria las inundaciones han puesto el mundo al revés. La gente duerme en los techos, algunos autos flotan a un metro del suelo, las sillas están sobre las mesas, los colchones arriba de otros muebles. Cuando el agua drene, las familias bajen de los techos y las cosas vuelvan a apoyarse sobre el suelo, quedará la corrosión, los insectos, las infecciones, los animales muertos, los evacuados. Por lo menos eso es lo que dicen los vecinos, muchos de ellos veteranos en esto de sacar baldes y baldes de agua sucia de la planta baja de sus casas.


Celeste González, de 57 años, lleva puestas unas botas azules de lluvia y camina por su cuadra, en el barrio Transradio, que junto con el Gaucho y el Gauchito, otros barrios de la zona, fueron los más afectados por el agua en Esteban Echeverría. Ella vive ahí desde 1984. Dice que caen dos gotas y se inunda, pero que las peores fueron en 1985, otra en el 2000, una más en 2014 y esta última que hasta el día de hoy mantiene su casa bajo el agua: "Yo ya vi de todo, he dormido en el techo, esta mañana saqué dos viboritas, qué se va a hacer. Cada vez que llueve temblamos, pero lamentablemente mucha gente sigue votando esto, así que es probable que sigamos padeciendo este tipo de cosas", dice sobre lo que sucede en el municipio que lidera Fernando Gray, del Frente de Todos, desde diciembre de 2007.

Según fuentes de la gobernación bonaerense y del Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (Sinagir), en esa localidad hubo 500 evacuados. La más afectada fue La Matanza, con 5.000 personas evacuadas y en Lomas de Zamora hubo 180. En total hubo ocho municipios afectados y 5.967 vecinos que debieron abandonar sus hogares por las fuertes lluvias que desde el viernes pasado caen sobre la ciudad y la provincia de Buenos Aires. En La Plata, que en abril de 2013 quedó bajo un metro y medio de agua con un saldo de 89 muertos, esta vez no hubo grandes complicaciones gracias a las obras hídricas que se realizaron.

En La Matanza se puso en marcha un operativo del gobierno bonaerense a través del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia con 30 móviles, tres semirrígidos con motor, dos botes y 100 agentes públicos de diversos organismos. El gobierno nacional colabora en el lugar con 60 agentes, una cocina de campaña y dos camiones provistos por Gendarmería Nacional. Hay botes, buzos de rescate y vehículos por parte de la Prefectura Naval y Policía Federal. El Ejército también interviene con efectivos, botes, cuatro camiones, una planta potabilizadora y otra cocina de campaña. A su vez, la Secretaría de Protección Civil dispuso vehículos para el traslado de agua potable y otros insumos entregados por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de Nación.

"Mirá, está puerta está toda oxidada, quedó así en 2014. El agua te arruina la casa. Mirá todas las lombrices que hay en el suelo. Recién maté a una araña enrome ahí en la puerta de casa. Aparte luego de la inundación va a venir el calor, luego el olor a podrido, los mosquitos, algunos animales muertos. Y bueno, así es", argumenta González que tiene la heladera sobre cuatro cajones de bebidas para que no se le arruine. Ella es masajista y en la habitación donde recibe a sus pacientes también hay unos 30 centímetros de agua.

En la esquina de Moreno y Restelli los vecinos se agolpaban para conseguir alimentos, agua y ropa seca. La solidaridad entre las personas de la zona es fundamental. Algunos se quedaron hasta altas horas de la noche cocinado tortas fritas. Muchas familias se acercaban con botellas de gaseosas de dos litros y las cargaban con arroz con leche, también hecho a pulmón por los vecinos. A su vez, la municipalidad trasladaba mercadería con botes y camiones para llevarles mercadería a aquellos que no quieren abandonar sus casas por miedo a que los desvalijen. Ese es el caso de Verónica Domínguez de 39 años, que se acercó a esa esquina para conseguir provisiones y volver rápido a su casa: "Ayer veía como andaban algunos ladrones con un carro y un caballo fijándose qué casa estaba vacía, yo ni loca me voy, además en casa tengo un palo, por las dudas".

Según fuentes de la municipalidad de Esteban Echeverría, hay tres bombas que funcionan desde el viernes para drenar el agua. También cuentan con otras tres que, hasta el momento, no pudieron poner en funcionamiento porque no habría donde desagotar el agua. "En un día cayó más agua que el promedio de todo octubre. El Río Matanza está desbordado entonces no habría donde desagotar el agua. Ahora por suerte está empezando a correr el río y esperamos poder empezar a usar las otras tres bombas".

También explicaron cuáles son las etapas y cómo se reparte la mercadería frente a una inundación de este tipo. Son cuatro: "En la primera se reparten velas, espirales, agua y leche. En la segunda, cuando baja el agua, empezamos el puerta a puerta, donde vamos a todas las casas y se reparten alimentos. La tercera, cuando el agua ya se fue, es el momento de la lavandina y en la última entregamos colchones. Por eso ahora no los estamos repartiendo, porque no tendría sentido darlos para que se mojen. A la gente que no tiene donde dormir les recomendamos que vayan a los centros de evacuación", aseguraron. En ese municipio funciona un centro logístico de asistencia por las inundaciones en el que trabajaba en conjunto Defensa Civil del gobierno provincial, Prefectura Naval y los bomberos voluntarios de Monte Grande.

Pablo tiene dos años y medio y está rígido mientras se agarra de las orejas de su padre, Martín Guzmán, de 33 años. Guzmán lo carga en sus hombros, bajo el brazo lleva un botella de agua y con la mano libre sostiene una rama larga que le sirve para evitar las zanjas, los pozos. "¿Te parece que tenga que andar así?", dice ofuscado y no detuvo su paso. Está yendo a buscar algo de ropa seca para su hijo.

En una situación similar está Jimena Grandin, de 40 años, que camina con Fernando, su hijo de seis. Hace algunas horas Fernando se tropezó y se lastimó la rodilla con una piedra. Ahí las calles son, en su mayoría, de tierra y rocas por lo que caerse puede terminar en una lastimadura profunda, como la suya. Y así van, ella con ojotas y él con zapatillas mientras el agua sucia salpica su rodilla que recién empieza a cicatrizar.

"No pasa nada", dice Fernando. "Le digo que se tape la herida pero no me hace mucho caso. El tema es que no lo puedo dejar solo en casa por la inseguridad, los cabes, el agua. Entonces lo tengo que traer conmigo aunque se haya lastimado. El padre se tuvo que ir a trabajar por eso lo llevo y lo traigo a donde voy", dice Jimena.

Unos médicos de la Cruz Roja que vieron la situación se acercaron a ayudar. Le pidieron por favor que mantenga a su hijo lejos del agua por temor a la Leptospirosis, una enfermedad bacteriana que se transmite por la orina de animales infectados como ratas o gatos. "Las personas se pueden contagiar si el agua estuvo en contacto con la orina de esos animales. Yo conocí un bombero en Concordia que murió por eso luego de una inundación", concluyó el agente.

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