Sube la demanda de changas, cae la oferta
En 2018, esta modalidad constituía el 19% del mercado laboral y la situación empeoro tras el derrumbe de la economía.
Para complementar un empleo fijo que no alcanza para cubrir los gastos del hogar o para reemplazar un ingreso que ya no está más, crece la demanda de trabajo conocido como "changas" al ritmo que cae la oferta por la pérdida de poder adquisitivo. Del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, donde miden el nivel de "subempleo inestable" en el mercado laboral a través de una encuesta,
barrios para ofrecer sus servicios, mientras que otros reparten tarjetas personales o le apuestan al boca en boca: "¿No conocés a alguien que necesite que le corte el pasto?; "Deciles a tus papás que si quieren les pinto las rejas"; "¿Tenés algún vecino que se mude?, capaz puedo hacerle el flete y ganarme unos mangos"; "Cualquier cosa que se te rompa, avisame que me doy maña para todo", son algunas de las expresiones que se escuchan más seguido en busca de una chance para ganarse el pan haciendo algo útil para los vecinos, los amigos, los familiares y conocidos.
Santiago Poy, sociólogo e investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina ( UCA), a cargo del informe de "Heterogeneidad y fragmentación del mercado de trabajo. 2010-2018", explicó a este diario que en el último año hubo un aumento de las personas en busca de changas y, además, "una disminución de la cantidad de horas ofertadas para trabajar".
"En el tercer trimestre del 2018 (última medición) había un porcentaje alto de personas con subempleo inestable. En ese entonces, lo que llamamos "changas" daba alrededor del 18,6% de la población activa, pero ahora vemos que hay más cantidad de personas que antes no trabajaban y en la actualidad buscan hacerlo, como resultado de que la plata en los hogares no alcanza", puntualizó el experto.
"A su vez, los hogares de clase media, al tener menos dinero en efectivo disponible, posiblemente soliciten menos a los changarines para que, por ejemplo, arreglen el jardín o realicen un servicio doméstico por hora", analizó Poy a raíz de la caída del poder adquisitivo de aquellos que pueden ofrecer estos empleos.
Es que los números del último estudio correspondiente al tercer trimestre del año pasado no eran nada alentadores para los que buscan trabajo. Sólo el 44,1% de la población económica activa de 18 años y más logró acceder a un empleo pleno de derechos a fin del año pasado. Mientras, el 9,9% de esta población se encontraba abiertamente desempleado y el 18,6%, sometido a un subempleo inestable (realizando changas, trabajos temporarios o no remunerados, o siendo beneficiarios de programas de empleo con contraprestación). Al mismo tiempo, el 27,2% contaba con un empleo regular pero precario (con niveles de ingresos superiores a los de subsistencia, pero sin afiliación alguna al Sistema de Seguridad Social).
En paralelo, según el Indec, los salarios perdieron 12% de poder de compra en 2018 y acumularon otro 3% de caída en los primeros cinco meses del 2019.
"Venimos de un 2018 muy malo y todo parece indicar que este 2019 va a cerrar en términos peores", calculó el investigador en alusión a los datos oficiales que recoge la UCA sobre la situación social del país. La encuesta representativa de todos los aglomerados urbanos, donde se entrevistan cerca de 5.800 hogares y que se está realizando actualmente sobre el mercado de trabajo, estará disponible entre fines de octubre y principios de noviembre.
Sobre la posibilidad de revertir la situación laboral actual, Poy concluyó en que "mientras la economía no crezca es sumamente complicado que se incremente el empleo en blanco. Se necesitan políticas que incentiven la creación de puestos de trabajo", afirmó.
Para complementar un empleo fijo que no alcanza para cubrir los gastos del hogar o para reemplazar un ingreso que ya no está más, crece la demanda de trabajo conocido como "changas" al ritmo que cae la oferta por la pérdida de poder adquisitivo. Del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, donde miden el nivel de "subempleo inestable" en el mercado laboral a través de una encuesta,
barrios para ofrecer sus servicios, mientras que otros reparten tarjetas personales o le apuestan al boca en boca: "¿No conocés a alguien que necesite que le corte el pasto?; "Deciles a tus papás que si quieren les pinto las rejas"; "¿Tenés algún vecino que se mude?, capaz puedo hacerle el flete y ganarme unos mangos"; "Cualquier cosa que se te rompa, avisame que me doy maña para todo", son algunas de las expresiones que se escuchan más seguido en busca de una chance para ganarse el pan haciendo algo útil para los vecinos, los amigos, los familiares y conocidos.
Santiago Poy, sociólogo e investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina ( UCA), a cargo del informe de "Heterogeneidad y fragmentación del mercado de trabajo. 2010-2018", explicó a este diario que en el último año hubo un aumento de las personas en busca de changas y, además, "una disminución de la cantidad de horas ofertadas para trabajar".
"En el tercer trimestre del 2018 (última medición) había un porcentaje alto de personas con subempleo inestable. En ese entonces, lo que llamamos "changas" daba alrededor del 18,6% de la población activa, pero ahora vemos que hay más cantidad de personas que antes no trabajaban y en la actualidad buscan hacerlo, como resultado de que la plata en los hogares no alcanza", puntualizó el experto.
"A su vez, los hogares de clase media, al tener menos dinero en efectivo disponible, posiblemente soliciten menos a los changarines para que, por ejemplo, arreglen el jardín o realicen un servicio doméstico por hora", analizó Poy a raíz de la caída del poder adquisitivo de aquellos que pueden ofrecer estos empleos.
Es que los números del último estudio correspondiente al tercer trimestre del año pasado no eran nada alentadores para los que buscan trabajo. Sólo el 44,1% de la población económica activa de 18 años y más logró acceder a un empleo pleno de derechos a fin del año pasado. Mientras, el 9,9% de esta población se encontraba abiertamente desempleado y el 18,6%, sometido a un subempleo inestable (realizando changas, trabajos temporarios o no remunerados, o siendo beneficiarios de programas de empleo con contraprestación). Al mismo tiempo, el 27,2% contaba con un empleo regular pero precario (con niveles de ingresos superiores a los de subsistencia, pero sin afiliación alguna al Sistema de Seguridad Social).
En paralelo, según el Indec, los salarios perdieron 12% de poder de compra en 2018 y acumularon otro 3% de caída en los primeros cinco meses del 2019.
"Venimos de un 2018 muy malo y todo parece indicar que este 2019 va a cerrar en términos peores", calculó el investigador en alusión a los datos oficiales que recoge la UCA sobre la situación social del país. La encuesta representativa de todos los aglomerados urbanos, donde se entrevistan cerca de 5.800 hogares y que se está realizando actualmente sobre el mercado de trabajo, estará disponible entre fines de octubre y principios de noviembre.
Sobre la posibilidad de revertir la situación laboral actual, Poy concluyó en que "mientras la economía no crezca es sumamente complicado que se incremente el empleo en blanco. Se necesitan políticas que incentiven la creación de puestos de trabajo", afirmó.
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